Una chica estaba casada con un hombre de Madrid. Ella era una
joven trabajadora, trabajaba cosiendo y haciendo arreglos y su marido un joven
albañil. Una mañana salió muy temprano a
ver si había trabajo para que no le faltara de nada a su mujer. Una mañana cuando
salía a la calle se enamoro perdidamente de un muchacho muy joven, con él que
quedo en un acuerdo. El trato trataba, en que se verían todas las mañanas
cuando su marido saliera a buscar trabajo. En la avenida de Mónica es donde se encontraba la casa y donde muchas
veces se encontraron. Uno de esos días el marido llegó antes a la casa.
Y oyó
que su marido decir desde la calle.
-Cariño abre la puerta soy yo estoy tan feliz de tener a una
mujer como tú, que cada vez que me voy cierras la puerta con llave porque te
sientes desprotegida de que no estoy qué más puedo pedir. Cariño abre la puerta
ya estoy aquí, he venido antes.
Pero Julia escucho la voz de su marido y asaltada dijo.
-No puede ser, Ernesto. Está aquí mi marido métete en es tinaja mira, allí no va a mirar corre.
Cuando abrió la puerta su marido le dijo que no había
trabajado porque era día de fiesta, lo que pasaba que estaba deprimido porque
no le había llevado pan a la casa. No tendría nada de pan para comer ese mes
hasta que trabajara solo su marido repetía una y otra vez lo feliz que
estaba por tenerla y lo afortunado que era por estar con ella.
Después de todo esto le contó que aquella vasija que ya no utilizaba se la
había vendido a una mujer, así había conseguido el pan para un mes y por lo
tanto no le había salido tan mal el día y a la vez estaba entusiasmado por
haber visto como él quería su mujer.
- Julia le dijo a marido.
Que ella había vendido la tinaja por siete
euros, cuando él la había vendido por solo 5 euros.
Su marido enseguida que lo supo con mucha educación despidió a quien él había
cedido la tinaja y el explica que ya estaba vendido.
Su mujer le lleva hasta donde está la tinaja y ele explicaba que la estaba viendo, que era un gran experto
en vasijas antiguas. Su marido se lo creyó y no hacía nada más que preguntar
para el valor que tenia la tinaja viéndosela era lo que le importaba sacar el mayor beneficio de esa antigua
tinaja para poder soportar mejor el mes. Cuanto más pudiera sacar mejor, pero
no el dijo que estaba en perfectas condiciones para esa cantidad de dinero. Él
puso una condición era que limpiara la vasija antes de dársela y así lo hizo la dejó reluciente.
El marido de Julia estaba entusiasmado y feliz porque pensaba que
su mujer también se preocupaba por él, pero en realidad era una infidelidad.
Finalmente la muchacha nunca se volvió a encontrarse con el joven Ernesto porque se
sintió afectada por lo que hizo.
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ita/boccaccio/07_02.htm
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